¿Lo qué?
Nueva normalidad, dicen. Me encanta consultar diccionarios y etimologías cuando pienso en conceptos. Hablando varios idiomas, he comprobado en mis carnes cómo el idioma determina nuestro pensamiento, y cómo hay palabras tan de un idioma, que son imposibles de traducir literalmente, y hay que hacerlo conceptualmente . Y que siga así.
Leí por ahí (no recuerdo dónde) que la «norma» era un tipo de regla (de medir) en Grecia, y es curioso el batiburrillo de significados que estas palabras crean en mi cabeza. Como en un pinball, se me encienden lucecitas a golpes de carambola.
No sé quién tuvo la brillante idea de llamar a esto nueva normalidad, pero sé que es un fenómeno global imparable. El término me poco acertado, porque presupone de un lado que existía una antigua normalidad, y del otro que esto va a acompañarnos un largo período de tiempo. No sé, a mí hasta «estado de excepción» me hubiese sonado más adecuado, pero ese nombre ya está pillado, como todos los buenos. Una cosa es segura: no vamos a volver a la antigua normalidad, sea lo que fuere. ¿Es bueno o malo? Lo demostrará la historia, la perspectiva. Quizás nunca lo sepamos.
La normalidad (como el metro y otras unidades de medida tangibles e intangibles) es una realidad definida por un conjunto de reglas, determinadas por alguien y transmitidas a todos. Estas reglas son una serie de convenciones (sociales, artísticas…) que se van filtrando de unas capas a otras de la sociedad, alterando su tejido. Pero es en la interacción con la sociedad y el individuo que surge la normalidad. Habrá una mayoría que acepte y se adecúe a ese conjunto de convenciones, esa nueva realidad, legitimando así que lo no normal es normal. Habrá también una minoría que las rechace, convirtiéndose en frikis, rarunos, antisistemas, rebeldes o como quieras llamarlo.
Anormal se usa normalmente en un tono despectivo, como otra herramienta de cohesión social o control del poder (dicho esto en su acepción más amplia, más antropológica que política). Para ciertas corrientes de pensamiento, es esta tensión entre lo normal y lo anormal establecido y lo marginal lo que hace que la sociedad avance. Yo me declaro bastante anormal, sin orgullo ni disculpas. Es lo que hay.
Por otro lado (y esto es un poco lo de la gallina y el huevo) llegamos a esta «nueva normalidad» de marras porque otros factores la demandan. Puede ser causada por el tiempo, una revolución tecnológica, una guerra o como ahora, una pandemia… ¿Cambiamos por inducción o deducción?
Dos preguntas interesantes en todo esto son: ¿Qué y quién determina la realidad?, y ¿cómo te posicionas ante ella? Y si quieres jugar a un juego, imagínate tal y como eres, pero en otra época o país. Verás que eres menos normal o menos raro de lo que piensas.
Por cierto, si sientes curiosidad por la foto de portada, echa un vistazo a este enlace y fíjate en otra de nuestras «antiguas normalidades». A ver si te parece «normal».
Jorge Rivera
Director y vividor, cuando me dejan.
Si quieres saber más sobre mi y mis proyectos, puedes verlos en https://jrivera.eu o apuntarte a mi boletín de noticias.
Laura 08/06/2020
En lugar de normalidad, (lo de normal es algo que se dice uno a si mismo cuando cree que va en armonía con el resto, con las expectativas del resto y sobre todo las creencias que tiene el resto de los que está «bien») prefiero la palabra «habitual». Con respecto a qué y quién determina la realidad, SOMOS NOSOTROS MISMOS. Vemos lo que queremos y como queremos, en base a lo que opinamos, prejuzgamos y sentimos. Es por ello, que dos personas pueden ver la «realidad» de dos maneras distintas. Es su propia realidad.
Eah! Ya me he enrollado otra vez. Si que no se puede escribir bien, leñe que a una le da por pensar y abrir debates jajaja
JRivera 08/06/2020 — Autor de la entrada
De eso se trata, de abrir debates 🙂 Ahora, ¡a discutir con quien se deje!